CUANDO EN VEZ DE OPINAR SE QUIERE ADIVINAR

Nuestro Nacional ha sido campeón nuevamente, esta vez de otro torneo apertura. Lo ganó por un punto y en la última fecha y contra todos los pronósticos. Se comenzó muy mal el torneo, hasta que promediando el mismo nuestra institución ocupaba la mitad de la tabla. Había sido puesto Gallardo como entrenador, ante las dudas, el asombro y las críticas de mucha gente. El Periodismo deportivo en primera fila. Así las cosas se comenzaron a oir durísimos cuestionamientos sobre el plantel y el joven entrenador recién retirado de su vida útil  como futbolista. Nuestro rival de todas las horas club Peñarol se posicionaba en los primeros puestos de la tabla y era motivo de elogiosos comentarios, de los eruditos que dicen saberlo todo, decretando en forma lapidaria y con mucha antelación, el consumo final del campeonato. No pasó desapercibido para nadie lo que aquí estamos narrando. A nosotros periodistas parciales, no nos tembló la voz para expresar que el plantel de Nacional estaba mal balanceado, que no tenía jugadores de real jerarquía, que había mucha juventud a la que había que rodear y que el técnico recién llegado era un advenedizo que mientras dirigía tenía que aprender, y eso para un club como Nacional no parecía ser lo mas conveniente. Agregamos para jugar a nivel  internacional con esto no alcanza. Practicamente se jugó mal todo el torneo con integración inestable, jugadores que entraban y salían, era difícil saber quien era titular y quien no, el equipo recibía goles, la tribuna 
se ponía ansiosa, esa ansiedad se trasmitía a los dirigentes; mientras todo esto ocurría, los crack del periodismo se hacían un festival masacrando a jugadores, técnicos y dirigentes. El punto de inflexión llega con
la derrota ante Bella Vista. Allí pareció caerse definitivamente la estantería. Al día siguiente la sede era una olla de grillos, un mundo de reporteros y noteros, no periodistas, fueron a buscar sangre, era la destitución de Gallardo. En una hábil jugada estratégica el presidente Alarcón enfrenta la situación, da la cara y junto con el escribano Pena hablan de un juicio a Pablo Bentancurt por seis millones de dólares a raíz del tema Nicolás López y su ida intempestiva del club. La sorpresa fué mayúscula, fueron por lana y salieron esquilados.
   Una serie de medidas internas y de disciplina ordenaron un poco las cosas. Nacional comenzó a ganar pero casi siempre no jugando bien. Mientras tanto Peñarol se caía a pedazos, perdía y perdía, hasta que perdió el campeonato, clásico incluído con un dolor y una amargura pocas veces vista en años. A los periodistas se les barajaron los naipes y empezaron a dar vueltas carnero, cambiaban el verso de la noche a la mañana sobre todo los que habían decretado el triunfo aurinegro con mucha antelación. Los panqueques se daban vuelta como una media, pedían disculpas por los distintos medios, hablaban de desbarranque aurinegro queriendo justificar lo injustificable. Penoso espectáculo puesto al ridículo en el programa Bendita TV para que lo viera todo el Uruguay.
  Por ello lo del título, Los periodistas deportivos del Uruguay de estos tiempos, en vez de opinar bien o mal, eso es cuestión de cada uno y de quien los juzga, pero lo que no deben hacer es querer adivinar, para decir posteriormente si aciertan; yo lo dije o frases como lo habíamos dicho. ¿Que pasó? le erraron feo hablaron con la camiseta puesta, algo degradante para un periodista que se precie de tal, quedaron con el traste para arriba y sometidos al descrédito de un pueblo futbolero como el nuestro, que consume medios, pero que no es tonto y hace largo rato se dió cuenta, quien es quien, en el periodismo deportivo uruguayo.
   A ellos les dolió mas NACIONAL que a la propia parcialidad que tuvo que comer el polvo de una derrota 
que jamás esperaron.


          SALVE CAMPEON    GLORIOSO CLUB NACIONAL DE FOOTBALL