Es lo que hace pocos días pasó con Waldemar Victorino, se fue de esta vida porque así lo decidió él, pero no murió. Para los nacionalófilos se fue de viaje, porque los crack no se mueren, viajan hacia la eternidad.
Se fue un amigo entrañable de mas de 45 años, lloré en silencio, si lloré, porque la noticia me conmocionó.
Un goleador de raza como pocos tuvo el Uruguay en en su historia, donde en dos meses convirtió los tres goles para su Nacional y la selección uruguaya mas importantes que se recuerden.
En ese tiempo logró cuatro campeonatos, ya la gente sabe cuales fueron, difícil para cualquier otro futbolista conseguir ese registro en tan poco tiempo.
Ganador con goles frente a Peñarol, están también en su palmarés.
Quedará en el recuerdo para siempre, en las retinas de quienes lo vimos jugar y recibir inmensas alegrías difíciles de comparar.
Momentos complejos que llegan a los futbolistas cuando se retiran de la actividad, porque su vida que fue el fútbol cambia radicalmente, siendo los mismos muy jóvenes. Y si bien Victorino siguió, no tuvo las oportunidades que hubiera merecido, eso lo fue mellando y deprimiendo hasta que llegó lo inesperado.
Fue un grande grande, bien hablado, correcto, afectuoso, agradecido, tuve el privilegio de ayudar a que jugara en Nacional aportando información al club por mi gran vinculación con River Plate.
Peñarol desesperaba por él, pero cuando un día ya pronto para salir a jugar en el Saroldi, me paró y me dijo, quiero jugar en Nacional, haz algo por mi.
Y lo hice, no entro en detalles, el se encargó de valorarlo. y fue todo lo que sabemos.
Vi muy pobre la actuación de la Institución ante su muerte, ellos sabrán porqué, pero están acordes al momento que viven hoy, hubo gran presión en redes sociales para algunos cambios de último momento y nos quedamos con eso.
Mi pequeño y humilde homenaje para alguien que lo merece con creces, que nunca ocultó su amor por la enseña tricolor .
Dejaste un vacío en la historia del club como pocos se recuerdan, y nosotros le damos un valor superlativo.
Enrique Bello
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