lunes, 17 de septiembre de 2012

UNA NOCHE INOLVIDABLE


El jueves 13 de setiembre próximo pasado, fue para mi un día muy especial, ya desde la mañana temprano al despertarme, me di cuenta que mi cabeza no era la misma, fue un amanecer diferente, estaba ansioso, había algo distinto en todo mi cuerpo, cuando reaccioné lo primero que dije hoy es un día hermoso, NACIONAL  me está esperando. Así viví gran parte por no decir toda la jornada, no almorcé tranquilo, como todos los días, los latidos del corazón eran mas fuertes que lo habitual, varias veces sentí que mis ojos se humedecían raramente y no lo podía ocultar. ¿ Que te está pasando Enrique me pregunté ? Intimamente sabía lo que me estaba pasando, fue un día pesado y no por el calor ni la humedad, ese era un día muy especial y la procesión iba por dentro.
A la noche, el gran templo del fútbol uruguayo me esperaba para recordarme a mi, como a tantos mas que había que homenajearnos por la adhesión de tantos años a la Institución.
Y la hora llegó, nos vestimos acorde al acontecimiento y rodeados por la familia entera mi esposa Silvia y mis tres hijos Lorena, Gabriel y Carolina mas dos hijos políticos Matías y Marcos, allá fuimos  en busca del título que nos estaba esperando
.
Llegué temprano, aquello era un hervidero de gente, amigos y conocidos por doquier, gente que hacía años no veía, abrazos, manos estiradas, besos fraternos y llenos de cariño, esa fue la primera recepción.
La función de gala demoró un rato en comenzar, la sede engalanada como en sus mejores jornadas de gloria, las vitrinas y los trofeos majestuosos, eran los protagonistas silenciosos para un marco espectacular.
Ya los generadores de la gran convocatoria, y sus familias, tenían colmado el recinto y no existía un lugar donde sentarse. Pero que importaba eso, si la fiesta previa presagiaba lo que con puntualidad inglesa comenzaría tal cual lo anunciado, a las ocho de la noche.
Y así fue nomás, el himno del Club Nacional de Football, con su letra total en la pantalla, dispuesta previamente para el disfrute de goles por parte de los presentes, palabras del señor presidente Don Ricardo Alarcón alusivas al acontecimiento y la fiesta comenzó. Periodistas de todos los medios fotógrafos y cámaras de televisión no se perdían detalle. Los primeros y como correspondía en recibir su distinción,fueron las personas que cumplían 75 años en los registros sociales, auténticos héroes del amor por Nacional.
Después vino la parte de los que cumplíamos 50 años, nos habíamos hechos socios en 1962, cuando deportivamente nos iba muy mal y había que tener amor incondicional mas allá de resultados  circunstanciales adversos. La caminata lenta y pausada por el salón cristal rumbo a la recepción de la medalla resultó interminable, las piernas me flaquearon por un instante, los recuerdos fluían por mi cabeza como cataratas, el primero fue el del 6 de setiembre de 1962, cuando entré a la flamante sede que tenía solo cinco años de inaugurada, unos pocos pesitos para mi, cobrados minutos antes con mi primer sueldo como menor de edad en mi función de cadete de un laboratorio, fueron depositados en la mano de un viejo funcionario de la sede, el primer carné de socio y la tarjeta paga llegaban a mis manos. Lo que sentí no lo puedo describir con palabras, había sido con plata ganada por mi y ese era mi mayor orgullo.
La calle Urquiza consustanciada conmigo desde la niñez, porque en ella viví a cinco cuadras de la sede y del Pque Central hasta que de allí salí por última vez para casarme, la caminé en silencio y rapidamente para decirle a mi madre el trofeo que tenía en mi poder. La cara de felicidad de ella se me presentó en ese instante.
La sala de billares, mis centenares de caminatas y reuniones con amigos por allí dentro, para deleitarnos una y otra vez con la inmensidad de copas y trofeos logrados. La vieja y legendaria cantina, donde conocí personalmente, a figuras incomensurables como Atilio García, Aníbal Paz, Luis E. Castro, Aníbal Ciocca, Roberto Porta, Eugenio Galvalisi, Gambetta y tantos otros que se reunían allí, después de haber ganado todo y buscando su remanso en el mismo lugar al que llenaron de gloria.
Como ya lo mencioné mi caminata fue dura, pero le faltaba algo mas, un vistazo sobre mi cabeza hacia la izquierda del salón, juro que sentí que la historia se me caía encima observando los murales de próceres deportivos entre ellos uno muy especial porque lo conocí personalmente, lo traté y lo entrevisté otras tantas para mi programa de radio, pero fundamentalmente me hizo feliz como hincha, me refiero a Luis Artime.
Recibir la medalla, besarla junto al hermoso diploma, que ya engalana el rinconcito nacionalófilo de mi casa, 
de manos del presidente, las fotos de rigor y la vuelta saludado efusivamente por gente que no conozco pero si, me conocían a mi,  fue reconfortante para mi espíritu tricolor a esa altura mucho mas calmo y distendido.
Tres horas que parecieron diez, por las constantes emociones vividas y la satisfacción enorme de recibir por mandato de la institución junto a tanta gente el reconocimiento a una adhesión sin límites.
Gracias a todos los que hacen posible estos acontecimientos, marcando la gran diferencia, del porqué no nos sentimos ni mejores ni peores, simplemente somos distintos.
Talvéz y con seguridad me quedaron muchas cosas por decir pero lo mas importante está, porque está dicho mas con el corazón que con la mente, por ello lo del título.

                                    UNA NOCHE INOLVIDABLE



                                                                                                 Enrique Bello

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