martes, 7 de enero de 2020

SE NOS FUE UN GRANDE

Como decimos siempre, cuando se van personajes, se van como se siguen yendo. Esta vez fue el turno del Dr.  Carlos Suero.
Solo el hecho de haberlo conocido, haberlo tratado y conversado con él en innumerables ocasiones, y saber de sus dotes personales, profesionales y científicos, ya para mi fue un privilegio, como he tenido con tantos.
Suero fue de esos prototipos difíciles de encontrar, amó su profesión de traumatólogo y médico deportólogo como pocos. Nacional su Nacional lo tuvo como enorme protagonista de su departamento de sanidad. 
Hablar sobre lo que hizo con futbolistas, que ya daban por terminadas o muy comprometidas sus carreras, es decir poco. Un prócer auténtico de la institución a la que le dedicó su vida.
No era fácil dialogar con él, hasta que uno encontraba la vuelta y el momento para hacerlo y éste siempre llegaba. Hugo Talavera maravilloso jugador paraguayo, muy probablemente el mas grande jugador guaraní de la historia, ya desahuciado de poder seguir jugando al fútbol, vino a ver al Dr. Suero y volvió a jugar al fútbol. Lo que hizo con pinocho Vargas despedido de Peñarol por una lesión que decían era incurable, vino a Nacional y Suero lo mejoró de tal manera que Vargas salió Campeón de América con la tricolor con gol incluído. Un lastre para la sanidad de nuestro rival.
Jugadores de Europa vinieron a atenderse con él, y el viajó a Europa a operarlos allá.  Mil anécdotas e historias maravillosas que solo las manos prodigiosas del Dr. Carlos Suero y su inteligencia para resolver situaciones complicadas, lo transformaron en un grande. No solo Nacional está de luto, lo está la medicina del país, porque Suero también atendió jugadores rivales de Nacional. Hay un caso, no de muchos años, que un jugador paraguayo ya fuera de circulación por importante lesión, fue a ver a Suero, esté lo recuperó, el futbolista jugó contra Nacional, le hizo dos goles y lo eliminó de una competencia internacional. Ese era el Dr. Suero. 
Me senté junto a él en el palco del estadio mil veces, cuando volvía de los vestuarios después de hacer su visita previa a los futbolistas que jugarían el partido.
Perfil bajo, pero excelente persona, que durante 50 años dejó una huella de enseñanza profesional imposible de igualar.


                                                                  Enrique Bello 


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