lunes, 7 de noviembre de 2022

CUANDO LAS DESPEDIDAS EMOCIONAN

Eso ocurrió este domingo 6 de noviembre en el Parque Central.  Con tribunas colmadas de público que  pagó una entrada y no había partido.

Eso es la demostración mas terminante de la pasión del hincha.. El tema era estar ahí para cumplir con un rito. Despedir a un jugador que se transformó en ídolo en el exterior jugando en otros equipos, pero que vino a su país a entregarle todo a la institución que lo vio nacer, lo crio y lo catapultó a la fama, lo que la gente quería, verlo otra vez con la camiseta tricolor. 

Cuando llegó y se paró en el medio de la cancha del templo deportivo mas importante del país, dijo la célebre frase que aún hoy resuena en los oídos de todos los nacionalófilos.

  ESTOY ACÁ  PORQUE QUIERO ESTAR ACÁ

Y vaya si cumplió, gravitó en compañeros y adversarios, jugó bien, hizo 8 goles en medio campeonato, por si fuera poco ganó un clásico con un golazo de él y con baile incluido.

Fue campeón uruguayo, como llegó tarde no pudo a nivel internacional, pero no fue óbice para que el mundo hablara de su llegada como algo insólito, para un futbolista de elite y vigente, la plata no era problema, el sentimiento era mucho más fuerte.

Con una familia formidable que lo apuntaló en todo momento y lo motivó para que cumpliera su deseo y su sueño, su esposa Sofía y sus tres hijos, siempre al lado suyo en todos sus movimientos. 

El les respondió con goles, con besos y abrazos algo difícil de ver en estos tiempos.

Lloró de emoción porque los hombres sensibles lloran también, no es delito. Llenó el Parque Central el estadio y otras canchas, vibró, abrió brazos, festejó, discutió fiel a su estilo, pero no golpeó, no fue golpeado y los rivales lo respetaron como estrella de selección. A tal punto que un jugador consustanciado con Peñarol como Gargano le pidió la camiseta como trofeo.

Generoso con la institución en muchas cosas que se desconocen, se va y tiene un gesto de valoración fantástico hacia sus compañeros de plantel, obsequiándoles un celular de última generación a cada uno por un valor total de treinta mil dólares. 

La gente estalló, el fútbol uruguayo se sacudió de su modorra habitual, el rival de todas las horas se desinfló como un globo con su presencia y quedó sumido en el peor ostracismo de su historia.

Ya no es el mismo de hace cinco o seis años, el lo sabe y en forma inteligente dijo Nacional es mi casa, donde estoy ya no me da el físico para jugar a alto nivel y en Uruguay me sobro. y se sobró nomás.  Propio de un inteligente. Dos veces campeón uruguayo, máximo goleador en la historia del Uruguay, ganador de títulos de todo tenor y tamaño en sus 16 años europeos. Se fue jovencito, y volvió maduro. Propios y extraños valoraron lo que hizo. La prensa acalló sus voces ante el estallido de su presencia.  Pasó a ser el comentario de cada día, todo lo demás pasó a segundo plano. 

Junto al capitán Rochet fueron las estrellas de una tarde sin fútbol pero de gloria personal, entendida por la gente.

Le pusieron alfombra roja, como se hace con las estrellas mundiales de otras disciplinas. 

Capitalizó errores de su carrera, que lo mortificaron, aprendió, y su esposa y sus hijos, el ley motiv de su existencia, no le fallaron nunca, y en el beso a su alianza en cada gol iba implícito su reconocimiento a tanto cariño recibido. 

Es figura mundial, y está a días de ser protagonista de otro mundial, el último para él, lo sabe, vino jugó todos los partidos y Nacional lo entrega a la selección en impecables condiciones, sabiendo que los años han pasado, pero que su enorme corazón le sigue diciendo estoy vigente. Convertido en empresario acá en su país y en España, sus objetivos futuros están claros. 

Sus compañeros de plantel quedaron en segundo plano, pero respetuoso y sabedores de que él era la estrella que vino a ayudarlos y vaya si lo hizo. Lo aplaudieron sin cesar, lo abrazaron y se notó comunión surgida en 90 días con ellos. 

Rochet y el goleador Gigliotti, tuvieron su lucimiento y gratitud a la gente, que les respondió de la misma manera. 

La copa uruguaya 2022, tuvo fotos con todo el mundo como jamás tuvo un trofeo en el país. La grandeza de Nacional se vio patentizada una vez mas, y en una tarde inolvidable y para el mejor de los recuerdos.


LEJOS ESTOY DE ESTAR DONDE SOÑARA MAS LEJOS DE SER LO QUE QUISIERA, MAS ME CUIDÉ DE ANDAR POR SENDA CLARA Y LIMPIO LLEGO A LA ÚLTIMA RIVERA.


       SALUD  TRICOLORES DE MI PAÍS


                                              Enrique Bello




      





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