miércoles, 24 de enero de 2018

SIGUEN LOS ERRORES

Me levanto temprano enciendo la radio, y lo primero que escucho, que el tanque Santiago Silva dejado libre por la Católica, es candidato a venir a Nacional otra vez, en esa ya desesperada búsqueda de un centro delantero. Lo digo hoy, otra vez la misma historia, no existe la menor idea de lo que se quiere. La desorientación es total.
Pero mas allá de lo expresado, la noticia surgida en las últimas horas, es que los clásicos del uruguayo 2018 se jugarían por primera vez, en los estadios de los dos equipos grandes.
Lo expreso en este momento, porque mas adelante habrán muchos que hablarán, opinando de una manera y otra.
Estoy en total desacuerdo si eso se lleva a cabo, menos en este año, donde Nacional deportivamente es un desastre. Pero no lo quiero nunca. 
Señores, con dos instituciones, que de un tiempo a esta parte generan violencia en las redes sociales, diciéndose cualquier cosa, con una polícía y justicia ineficiente para controlar y eliminar a los violentos, a las bengalas, al humo, a los petardos, a banderas que agravian a los rivales, a cánticos insultantes. Jugar clásicos en el medio de la ciudad como está ubicado el Parque Central, o en el descampado a veinte kilómetros donde está el cementerio del siglo propicio para emboscadas y disparadas rápidas. Solo a gente que piensa poquito se les puede ocurrir. 
Pero después, de acuerdo a los resultados que se puedan generar en dichos encuentros, ni pensar en lo que puede transformarse la relación entre ambas instituciones, su gente, los comentarios periodísticos, las estadísticas numéricas en favor o en contra de los protagonistas.
Los tanques del ejército, serían los que puedan contener una barbarie personal y dialéctica de connotaciones inimaginables.
Está visto que en este país destruido por los bolches en su máxima expresión, puede ocurrir cualquier cosa a cualquier nivel.
Así estamos, cada vez en mas franco deterioro moral y de aplicación de la cosa sensata y equilibrada. Este es el patético Uruguay de hoy.


                                                                       Enrique Bello

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