martes, 9 de junio de 2020

49 AÑOS

De solo acordarme una lágrima de emoción se desliza por mi mejilla. Me acuerdo de aquellos momentos como si hubieses sido ayer. Cuanta felicidad puede recibir un hincha de fútbol, cuando vive ese tipo de acontecimientos.
Lo  primero que hay que decir que Estudiantes de la Plata era un cuadrazo, y hubo que sudar tinta para ganarle. 
Ya la derrota en La Plata, repleto hasta la bandera con hinchas bravos pero bravos de verdad, venían de ganar tres Libertadores seguidas. Recuerdo las tribunas de madera, que ya no son las de hoy con su nuevo estadio. La llegada de Nacional al estadio en condiciones infrahumanas, por las agresiones recibidas por nuestros jugadores mientras caminaban desde el ómnibus hasta los vestuarios, algunos llegaron con los tobillos como pan casero. 
Y perdimos con gol de Romeo, pero el partido fue parejo.
Ya en Montevideo, los pincharratas como se les llama, vinieron a festejar y valla si dieron batalla y lo que costó ese partido. El cabezazo enorme del chueco Juan Maznik que pegó en el horizontal de la Amsterdam, bajó y pego detrás de la línea, el gol del triunfo finalmente llegó.
El viaje de varias horas a Lima para la finalísima, nos tuvo nerviosos a todos. El partido se vio en blanco y negro, pero se vio.
Sufrido pero bien jugado, Espárrago y Artime hicieron dos goles el último una joya de las que solo jugadores como Cubilla podían  hacer, con su simbreante cintura, frente a dos fenómenos como Malbernat y Aguirre Suarez. Y llegó el final, la noche de Montevideo era de locura, los jóvenes y no jóvenes se olvidaron de la hora y la sede y 18 de Julio eran el centro de la festividad. 
Hay que decirlo con todas las letras, ese Nacional era un equipazo, lleno de estrellas, y casi imbatible. Para esa copa había jugado como trece partidos, ocho ganados cuatro empatados y uno perdido.
El maleficio del 64 sin San Filippo nuestra máxima estrella, el 67 frenter a Racing de Perfumo Basile, el chango Cardenas dirigido por Pizutti, pudo ser, si el pepe Urruzmendi no erra un gol imposible en Avellaneda, con el golero Cejas caído. Pero se perdió.
Y vino el 69 donde se perdió contra Estudiantes con gol de Juan Ramón Berón, se luchó  pero no se pudo y en la Plata perdimos la tercera final. Aquello parecía un maleficio.
Pero el cuadrazo estaba, 16 clásicos sin perder contra Peñarol, era una gloria. y llegó el 71, y ahí si empezaron a caer macacos por todos lados, el equipo se transformó en invencible, entonces no podía ocurrir otra cosa, ganar la Copa Libertadores por primera vez y en Lima. 
Para los que peinamos canas o se nos ha ido cayendo el pelo, pensar que ya se fueron 49 años, y que en lo particular disfruté con mi joven noviecita de aquellos tiempos hoy mi esposa, hacen que la emoción del recuerdo en la Olímpica siempre, íbamos a ver a un equipo no si ganaba, sino por cuanto ganaba. Cuantos goles gritados, cuantos triunfos memorables, cuanta alegría, arriba de cada ómnibus que esperaban en la puerta. 
Como final, los conocí y traté personalmente a todos, me hice amigo de la mayoría, amistad que hoy conservo, iba todos los días a los céspedes a verlos practicar, sin puertas cerradas.
Haber sido protagonista entre muchos mas,  de impulsar a Miguel Restuccia a ser presidente y hacerme amigo entrañable de él hasta su muerte. Y el pulpa, las tenía todas, me daba órdenes a mi mirando las prácticas, para pedirme cosas. Fue la Universidad de la calle y la trasmitía siempre. 

Quiero hacer una disgregación y porque no traer un comentario de un gran nacionalófilo, me refiero a Rafael Anavitarte. 
Fue el alma de Nacional Universitario y sabía mucho de fútbol.
Un día en un almuerzo en el quincho del complejo que él había construido, me dijo algo que me sorprendió para siempre. Mirá Enrique te voy a decir algo sin vanidad, después del Cr. José Pedro Damiani, la persona que tenía mas pasaportes en el país, por la enorme cantidad de viajes que hacía, yo era el segundo por lo que viajé por el mundo entero con Nacional Universitario. Porqué te digo esto, pues porque en muchos países del mundo donde estuve , me decían que el equipo de Nacional del 71 fue el mejor cuadro que anduvo sobre la tierra durante tres años. Ojo no lo decía yo, era gente de fútbol de potencias del primer mundo.

Privilegios que me dio la vida, y que van en la búsqueda del medio siglo.       SALUD    TRICOLOR       DEL   ALMA

                                                                         Enrique Bello





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