NO ESTOY CONFORME

Otra vez mas, y van una cuantas, que nuestro Nacional, queda eliminado de otro torneo continental. Todos somos consientes de que el fútbol uruguayo, está muy lejos del concierto internacional.
Fuimos a Bogotá en busca de una proeza, se sabía de antemano que la patriada era brava. Ya la clasificación quedó seriamente comprometida en Montevideo cuando Polenta cometió el gran error de hacerse expulsar tontamente, y se transformó en el gran responsable del actual momento de desolación deportiva que nuevamente vive la parcialidad de nuestra institución.
De todas maneras, y mas allá de las ausencias, por suspensiones, lesiones, transferencias, igualmente nos pusimos frente al televisor con la esperanza de ver al tricolor marcando presencia con la historia que lleva a cuestas.
Y sabe una cosa, nos quedamos con las ganas de ver un equipo arrollador, dadas las necesidades que tenía, con la impronta que Munua le ha venido imprimiendo al equipo, pero sin regalarse defensivamente, jugar atacando y no a pelotazos para un Abreu jugando de espaldas al arco, cabeceando y cabeceando para nadies.
Un Abreu en precario estado por falta de partidos ya en el final de su carrera, lo mismo que Eguren. Sin desborde por las puntas, pumba y pumba, Porras que trataba de ponerle pausa al equipo, Romero colaborando, Aja y Gorga matándose en defensa, con Fucile algo mejor y Espino sufriendo, solo el papelito Fernández era esperanza de algo positivo. 
Para mi mal planteamiento del primer tiempo por parte del entrenador, pagando tributo al aprender, mientras dirige, pero eso ya lo sabíamos cuando fue designado, así que en este momento las críticas duras deben quedar a un lado.
El segundo tiempo, colocó al pibe Otormin, muy jovencito e inexperiente como para cambiar una situación, para la que no estaba preparado. Estos jóvenes con condiciones hay que colocarlos cuando se va ganando con cierta holgura, y no para que arreglen lo imposible, así se les destroza en vez de favorecerlos.
Hubo alguna jugada para convertir, el golazo del colo Romero generó espectativas, cuando aún faltaban mas de 20 minutos, pero el técnico demoró una enormidad las variantes. Nada podían hacer Amaral y Barcia 8 y 3 minutos en cancha, a 2600 metros de altura y con sus compañeros, varios de ellos fundidos.
Hacer un viaje cansador como este, con un resultado previo desfavorable como lo fue en Montevideo, había que poner toda la carne en el asador, perder jugando para intentar ganar y lograr una hazaña, lo prefiero toda la vida, antes que ganar y venirme con las manos vacías. 
Se jugó frente a un rival de poca monta, no durará mucho en esta copa, ni festejaron la clasificación. Creo firmemente que con mas coraje y ambición, Nacional conseguía el objetivo, Munúa quedó satisfecho, los dirigentes que estuvieron en Colombia también, pero eso me da pie para decir con énfasis que el Nacional que yo aspiro a ver en una cancha de fútbol jugando por cosas importantes, no es precisamente el que se presentó frente al mediocre Independiente Santa Fe.


                                                    Enrique Bello