miércoles, 2 de septiembre de 2020

R E S U M E N F I N A L UNA VEZ CONTÉ UN CUENTO Capítulo 10

Era  lo que me había propuesto desde el capítulo 1, llegar a 10, y hacer un raconto general, de cosas escritas, y alguna otra que valga la pena y se me haya escapado. Y hoy 2 de setiembre día desapacible si los hay, lluvioso, gris triste, me propuse liquidar con una historia que guardo en el mejor de mis recuerdos. Porque vaya si hicimos cosas, acá en Montevideo, en los estudios de las radios en que estuvimos, y en el interior donde conseguí un trato amable, deferente, atento y bolsilludo en su máxima expresión.  No quiero ser reiterativo  de algunas cosas ya dichas, porque fueron apelando a la memoria, que por suerte la tengo intacta, y cada vez mejor.  Lo que comenzó jugando y casi en broma como un divertimento fugaz, sin darnos cuenta y gracias a la gente que nos comenzó a seguir programa tras programa, aquello se transformó en absolutamente algo impensado. Las cosas como son, no era mas que un programa partidario una vez a la semana, en algún período dos veces por semana, pero fue tomando un auge impropio de lo que había ocurrido en otras épocas con 19 audiciones de Nacional en el dial, que por obvias razones teníamos que respetar. 
Lo nuestro se sabía iba a ser mas duro, mas incisivo, no servil, sino bien exigente con todo lo que pasara en derredor de la Institución. Lo bueno y lo malo, con la obligación de proponernos decir la verdad aportando soluciones, que serían tenidas en cuenta o no. 
Ese era otro tema, nosotros hacíamos periodismo partidario pero periodismo al fin, porque veníamos de ese palo.
Y comenzamos a ser considerados, ya la institución sabía que existíamos y que gravitábamos con nuestras opiniones, lo sabían funcionarios, técnicos, jugadores, con los cuales teníamos excelente relación, porque cuando habían críticas, se aceptaban de buen grado porque el respeto personal era el que reinaba. De vez en cuando algún chisporroteo aparecía, pero siempre en una buena, porque se captaba nuestra impronta.  
Los hinchas comenzaron a aparecer, y los sacábamos al aire sin censura previa, no era época de whatsapp ni tanta tecnología como hoy, pero los teléfonos reventaban cada vez que los abríamos para que la gente se expresara.   Eso nos marcaba a fuego y nos obligaba a la superación constante.   Los desfiles de figuras de ayer y de hoy comenzaron a llegar a estudios. Cada cual dijo lo que quiso porque nosotros no impedíamos nada, mas que reportajes o notas eran charlas entre nacionalófilos. Si nombro acá toda la gente tricolor que nos visitó, juro que se me van tres horas escribiendo.
En el interior nos pasó lo mismo. Un día en Maldonado, en la Pizzería Carlitos, ya fallecido hace varios años, fuimos a a hacer un programa, y su propietario nos dice, hoy viene al mismo una persona que ud ni se imagina. Pero es sorpresa. Comenzamos el mismo, y a los 5 minutos una dama se arrima a la mesa, y se sienta.
Grande fue mi sorpresa cuando me enteré quien era, la había sentido nombrar infinidad de veces por su profesión de Jueza en lo penal, era la señora Fanny Canessa, jueza principal en Maldonado, escucha del programa y fanática hincha de Nacional. La verdad fue un lujo ese programa. Del mas humilde al mas encumbrado nacionalófilo pasó por Dale Bolso. Un día recibo una llamada antes de comenzar el programa, un desconocido para mi, me pregunta, ud podrá pasar por mi negocio, que lo estoy cerrando y quiero obsequiarle algo. Coordinamos y allá me fui era la calle Estero Bellaco y Juan Ramón Gomez mas o menos. Paso y me dice le regalo todo eso para que ud haga lo que quiera. Eran cientos y cientos de camisetas de Nacional pero de niños de varias edades, llévelas y sortéelas. Y así lo hice. Hay montones de niños que las tendrán presumo, las filas de padres con ellos cuando las fueron a buscar era de una cuadra. Algo poco creible pero cierto. 
Es tanto lo que uno tiene adentro, que cuando miro fotos ni yo mismo puedo creer, con Rosa Luna, El Hugo De León, Jorge Seré, José San Filippo, Celio Taveira. Santiago Ostolaza, Manga, Carrasco, Victorino, Restuccia, Sienrra, Iocco, Recalt, Ache, y puedo seguir y seguir.
Creo que ya lo dije en,  una vez conté un cuento, pero la primer bandera de Nacional que pisó la Antártida la enviamos nosotros.
Recibir una amatista gravada, de parte del presidente Roberto Recalt en la fiesta del primer aniversario fue fantástico y que de la mano y el trabajo del gerente Manuel Ucha por primera vez en la historia de club, se me prestaran a mi todas las copas mas importantes logradas, fue un hecho que jamás se me borrará de las retinas.
Por ello y llegando al final, nunca faltarán de mis recuerdos mis seres mas queridos, mi Esposa Silvia una leona que siempre tuve a mi lado siendo una colaboradora de fierro, y mis tres hijos  mas chicos por aquel entonces Lorena , Gabriel y Carolina. Pero no me olvido de amigos a través de la radio, los anónimos que siempre estuvieron al pie del cañón y ni que hablar de todos los avisadores que sin ellos hubiera sido imposible esta patriada de 31 años y cuatro meses. 
Y todo se termina, es la vida, hay ciclos, unos mejores otros no tanto, pero ante todo la tranquilidad de haber actuado con total honestidad personal y profesional, aunque nunca hice nada para ganar dinero, porque así fue encarado todo desde un principio, y ese es mi gran orgullo, hacer por Nacional todo lo que estuvo a mi alcance, dando todo sin pedir nada a cambio. 
Dicen que el cuadro de fútbol del cual sos hincha, es tu segundo amor, y creo firmemente que es así, y así lo viví yo.
Callado y sin alaraca llegué a realizar algo impensado, y callado y sin alaraca porque no me pude despedir por una grave enfermedad que me lo impidió, y de la que ya estoy recuperado, callado en silencio y humildemente me fui del dial y de mi gente bolsilluda.

GRACIAS,   GRACIAS,   GRACIAS,  GRACIAS    GRACIAS.


                                                         Enrique Bello.



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