CUANDO SE DEBE HABLAR Y NO SE HABLA

Desde hace 16 años vengo hablando de los ocultamientos innecesarios en los que ha incurrido nuestro Nacional con toda su colectividad.
A santo de que, no poner en la consideración, sobre todo de su masa social informaciones de la interna del club, que de ninguna manera dañan la institucionalidad ni la reserva informativa que para algunos temas, si, se debe, dar como en cualquier organización, llámese esta, empresa, industria, comercio, y hasta del propio gobierno.
Ya se estarán imaginando nuestros lectores, hacia donde vamos, y están acertando, Bingo para todos.
Si, fieles a nuestra manera de no sacarle el bulto a los grandes temas de Nacional, vamos a hablar del caso Alonso.
Todo comienza con una llamada que le hace Gallardo, Hugo de León, hoy ocupando un cargo importante en el club, sale a la consideración pública y no anda con vueltas para decir de su malestar, con Gallardo, porque debió hablar primero con el presidente del club, al tener Alonso contrato vigente  y sin cláusula de salida, eso es falta de ética puntualizó con total razón. Ahora ya no se puede hacer nada, la cabeza del jugador ya no es la misma.
Así las cosas, transcurren varios días de incertidumbre, desde adentro del club, silencio sepulcral, para mi inentendible, naturalmente, la prensa se hizo el festival que le gusta y todo el mundo tiraba fruta, a ver quien acertaba en el consumo final de esta historia.
El 1 de febrero Alonso llama a conferencia de prensa para dar explicaciones, después de escuchar y balconear los acontecimientos durante unos cuantos días.
Hábil declarante, dijo que cuando vino a Nacional no era hincha, pero que hoy se va como hincha, y quiere volver para retirarse con la camiseta tricolor, se olvidó que tiene casi 37 años y ese anhelo dificilmente se le cumpla.
Pero los tapones saltaron cuando expresó, que él no se va por plata, que no iba a ser mas rico ni mas pobre, y que después de hablar con el presidente, tuvo una charla con Munua y Berman de mas de una hora y media en la que hablaron de todo, pero que cuando terminó la misma, se dio cuenta que se iba de Nacional por razones deportivas, diciendo muy fugazmente que con Munua no tenía ningún problema.
Ya la bomba había explotado, si no se iba por plata era evidente que la relación con el cuerpo técnico no era la mejor.
La pregunta surge sola, porqué Nacional de primera mano, y por boca de sus dirigentes, acaso el presidente en primera fila, permanecieron en silencio.
Tarde o temprano se iba a saber todo el proceso que desembocó en la ida de Ivan Alonso del club.
A pocas horas del comienzo de la actividad oficial, que necesidad había, de generar todo este enrredo, que poco favor hizo, sobre un jugador que deja la sensación de su no muy buena relación con el cuerpo técnico con el que trabajaba, y que además, de acuerdo a lo informado, no genera dividendos económicos muy claros de entender, como 60 mil dólares correspondientes al sueldo de enero del que se haría cargo River, 200 mil dólares que dejaría un partido en Buenos Aires en junio próximo, y otros 200 mil dólares allá por 2017, no se tiene idea de cuando, en Montevideo. Quedó poco claro si hay alguna firma de aval bancario que oficialice el negocio, y que da la sensación, a nosotros y a la gente que no fue bueno, porque plata en mano no hubo y al jugador se lo llevaron.
Ahora deshojan la margarita, para ver si traen algún delantero de área que potencie al equipo, porque aunque a muchos no le gustara, Alonso había convertido 55 goles en 73 partidos, sobre todo a nivel local,  4 en clásicos cifras no despreciables para tirarlas al vacío de la noche a la mañana.
Triste final, de una operación, que de acuerdo a lo expresado por la actual dirigencia desde sus inicios, situaciones de esta naturaleza, las seguirán definiendo el técnico Munua y el gerente deportivo A Lembo, algo que no compartimos de ninguna manera, porque sigo sosteniendo que los dirigentes tienen que ser participativos en temas trascendentes, y este vaya si lo era.
Como todo lo que se dijo de adentro y de afuera , fue nebuloso, el título de esta nota habla por si solo.

                                                                                             Enrique Bello