martes, 29 de noviembre de 2016

FUTBOL EN RUINAS

Que triste, que penoso todo lo que está viviendo nuestro popular deporte. Desde hace años se fue deteriorando, día a día, semana a semana, mes a mes, año a a año.
Primero que nada desde 1998 cuando el advenimiento de la empresa Tenfield, a mandar y dominar por el absurdo entregamiento que le hizo Eugenio Figueredo, que miren donde está hoy, en el ostracismo  y repudio generalizado de toda la ciudadanía.
Allí es donde comienza a gestarse poco a poco el descalabro que se fue agudizando año tras año a todos los niveles.
Recordemos, primero el empobrecimiento, lento pero seguro de la mayoría de las instituciones. Te doy plata pero me quedo con esto y con lo otro, elegían jugadores para vender y descapitalizaban a los equipos, en cualquier momento, sin decir agua va.
Las instituciones se fueron fundiendo y en algunos casos desapareciendo. Huracán Buceo, Bella Vista, la mayoría entraron en un callejón sin salida, se fueron a la B y en muchos casos desapareciendo, después volviendo por el esfuerzo de algún  mecenas, pero casi todos, salvo alguna excepción, en un estado de postración absolutamente previsible.
La AUF no quedó exenta de la debacle porque es la que nuclea y vive de los clubes, se quedó sin negociar muchos aspectos que están en la consideración pública porque reventó la caja de pandora a raíz de que los jugadores de la selección mejor asesorados, saltaron y dijeron basta, esto se terminó. 
Los gerenciamientos de grupos desconocidos aparecieron en escena para desdicha de las instituciones, y cuando vieron que el asunto no les convenía, las dejaron en pampa y la vía, mirando la fiambrera.
El público en las canchas , cambió y cambió para mal, aparecieron los saltarines de tribunas, de puños apretados y brazos hacia adelante, para darse fuerza y gritar por sus equipos, muchas veces de espaldas a la cancha. Periodistas que los catalogaron de locos lindos, sin captar lo que estaban construyendo desde sus medios de comunicación. Hinchadas separadas en tribunas diferentes, zonas de exclusión, problemas para estacionar, caminar varias cuadras para llegar, hicieron que gente mayor, o con dificultades de traslado ya no fuera acompañada por familiares, y dejaron de ir a la cancha.
Banderas ofensivas colgadas en los alambrados, se hicieron cada vez mas notorias, la identificación de zonas, barrios y pueblos pasó a ser algo importante, como diciendo aquí estoy yo.
Ir con la camiseta de su cuadro, se transformó en algo normal, como si eso fuera una cédula de identidad de cada uno diferente a la normal. El grito acompañado del agravio y el insulto pasaron a tener un valor casi normal, escuchado por todos los asistentes a un espectáculo. Los niños comenzaron a preguntar a sus padres, porque gritan eso papá. La respuesta pasó a ser no preguntes nene.
Las palabras 
Gracias Paco cuando jugaba la selección, era la adulonería mas repulsiva que se podía ver en el estadio. El servilismo por la plata estaba muy motivado en los bolsillos de varios y había que bajarse los pantalones ante la omnipotencia.
La selección nada tuvo que ver en estos años con el fútbol local.
Pulmones para dividir parcialidades en un montón de partidos por el pésimo comportamiento de los espectadores. Ya no se venden entradas en varios estadios, pasando las mismas a redes de cobranza. Bombos y ruidos estertorios aparecieron para que una conversación entre dos personas se transformara en un vía crucis, gritos de por medio.
La droga, ya introducida en el país, como una mercadería de importación normal, por falta de control de quienes tienen la obligación para ello, no faltó a la cita del fútbol. Así se fue metiendo como una bacteria asesina en la sangre. Primero el consumo, tomá probá, mirá que está buena, pero el negocio de los narco, se iba imponiendo. La lucha por el poder de diferentes parcelas, fue creciendo y creciendo. Las autoridades, absolutamente impotentes e incapaces, la dirigencia del fútbol, mirando la luna, pero conociendo, la debacle que se venía. 
Alto riesgo fueron dos palabras que pasaron a tener una vigencia en los medios. inusitada, la policía y sus mandos, no la omitían.
Ya los partidos pasaron a tener una denominación, y los controles pasaron a ser diferentes.
Reuniones y comunicados sin sentido racional y sin el mas mínimo criterio, comenzaron a dominar la escena, agresiones a jueces, líneas, muertes,  el prepo manda, yo soy mas fuerte y te hago lo que quiero. Comisiones de disciplina, antes tribunal de penas, con determinaciones de profesionales de la abogacía que han sido de terror y para llorar proviniendo de gente universitaria.
Partidos suspendidos, antes de finalizar, personal de recaudación al que le pasan por arriba como una topadora, de gente que no tiene entrada pero igual va y entra de pesado. Anarquía total. El último clásico no se jugó, ni se jugará, Nacional lo gana en los Tribunales, Peñarol que generó el mucho huevo, el ganar a lo Peñarol, esto es sea como sea y a cualquier precio, ahora pierde con Nacional sin jugar, era un título que le faltaba a los tricolores para que los manyas hablen, para que Damiani Jr. hable, que ha dado mas en la herradura que en el clavo. Pero la locomotora que arrasa se le quedó sin combustible y varada en la vía. Todo por la sencilla razón de que es gran pero gran responsable del deterioro moral en que está inmersa su institución.
Las puertas cerradas de los estadios donde juegue su equipo son la mas clara definición del estropicio que sigue haciendo parte de su gente, pero a la que alguien en su momento bautizó como becarios.
Triste espectáculo de bochorno total, y es bueno decirlo nadie está exento en mayor o menor medida, y nuestro Nacional tampoco.


                                                              Enrique Bello


1 comentario:

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