lunes, 18 de mayo de 2020

ANTE LA MUERTE EL MÁXIMO RESPETO

Falleció José Carlos Dominguez, no conocí otro personaje peñarolense, mas fanático y desproporcionado que él. Siempre decía lo mismo no me pidan a mi que sea objetivo, es imposible. Que hiciera una crítica a Peñarol por errores futbolísticos, dirigenciales o institucionales era absolutamente una utopía. Hizo hasta su muerte programas partidarios, que de partidarios no tenían nada. Defendió siempre lo indefendible, ni los jueces se salvaron alguna vez y eso que su cuadro vivió la vida ayudado por los árbitros.
Fue dirigente con Damiani a quien aduló hasta su muerte, después se le complicaron las cosas. Pero así y todo, llegó por esas cosas que solo Peñarol es capaz de hacer, a vice presidente de la AUF. Como persona no lo conocí mucho, si en su actividad viviente para con el equipo de sus amores. Ojo sabía de fútbol, que alguna vez  hiciera algún comentario sobre algo positivo de Nacional, yo creo que el alma se le partía en pedazos.
Pero lo traté como periodista partidario, y enfrentarlo era duro de verdad, porque tenía una facultad que lo adornaba, siempre tenía una carta en la manga para contestar y hacerla creer como verdad. Que los que sabemos de Nacional y su historia algo, no todo, porque no somos historiadores, teníamos claro la falsedad de la mismas. 
Pero el insistía e insistía, muchas veces con algún argumento pero enorme cantidad de veces sin argumentos. 
Confronté con él varias veces mano a mano, en la primera tiró la toalla conmigo, cuando quien nos entrevistaba puso sobre la mesa el tema fue con reloj de ajedrecista para los minutos de cada uno, era sobre arbitrajes en la historia clásica, cuando le tocó el turno de su tiempo abandonó la polémica diciendo yo de ese tema no hablo. Eso lo pintaba de cuerpo entero, fue en c x 4 radio rural una noche de 1994 con la conducción de otro fallecido Adolfo Palma.
Otro mano a mano fue en cx 30 con la conducción de Gabito y el pato Basorelli, fue mas pareja la lucha pero no la perdí, porque los interlocutores se la servían en bandeja. Nadie agarraba viaje frente a él, yo no se si hubo algún nacionalófilo creo que el contador Melos, Jesús Arrieta tiempo atrás lo puso en jacke con la historia.
Pero nadie puede dudar de lo que fue su vida, con los colores que llevaba en la sangre. Fue un hombre controversial, hasta con el periodismo imparcial al que tildaba de opinólogos. Un infarto se lo llevó cuando aún estaba en muchos temas con los aurinegros para conversar y mentirles a sus peñarolitos, que todo le creían, porque la paradoja era hacerle creer a la gente que la verdad estaba siempre de su lado. 
Yo no lo estoy homenajeando, si diciendo que no fue un manya mas, que por su forma de ser tenía la costumbre de irritar a la gente que no lo conoció personalmente. Cayó como vivió pasionalmente exagerado con sus comentarios y opiniones que siempre generaban dudas.
Mis respetos a su familia, al club que defendió con alma y vida, no siempre de la mejor manera, pero el era así y nunca cambió. Yo por suerte no perdí  batallas personales con él, cada uno defendiendo su verdad. Le metió a la gente en su cabeza, enorme cantidad de barbaridades, que no iban de la mano de la verdad, y la gente fanática le creyó y le siga creyendo hasta nuestros días. Como criollos del tiempo Nacional se fue quedando sin ellos,  tuvimos el privilegio de la confrontación fuerte, sana y respetuosa. Miren que llegaba al estadio en un clásico y me daba un beso. Eso si jamás una felicitación o alguna palabra alentadora, le costaba un disparate. Historiador, va a ser difícil que alguien lo emule, estudioso y detallista decía cosas e inventaba cosas, a Nacional Institución, nunca le dio un trato deferente, siempre que tubo oportunidad de pegarle en todo tipo de circunstancia y lugar, lo hizo  y su legendaria frase me da la sensación, muletilla que lo hizo famoso, así se fue.Un día un amigo me dijo no sabes como te aprecia  Dominguez. Por suerte jamás tuve un problema personal con él, las diferencias eran por la defensa de las instituciones a las que representábamos. 

                                                                     Enrique Bello

 


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