lunes, 14 de diciembre de 2020

SINVERGUENZA y SIN ESCRUPULOS

 Las palabras del título las busque en el diccionario y dice que lo es, alguien que se comporta con descaro y no tiene verguenza y sin escrúpulos es aquella que carece de un nivel de conciencia que le permita delimitar la verdad, clasificar sus actos, sus obligaciones y como consecuencia de lo anterior, se desentiende de toda responsabilidad por los daños causados, que además a su parecer, ni son ni existen.

Obviamente este comentario va relacionado con el clásico jugado el domingo 13 de diciembre de 2020, y que suciamente volvió como tantas veces a ganar Peñarol. 

Pero antes de referirnos al tema inicial, comenzamos hablando de nuestro equipo, que es bueno decirlo no debió perder, y en algunos pasajes hasta jugó mejor que su rival, y mejor que en partidos anteriores. 

Pero lo del entrenador, un fracasado total, sin historia, conservador por definición, al que le quedó enorme dirigir a Nacional hasta por casualidad, volvió a ser responsable de varios e importantes errores técnicos y tácticos. Si había algo que no debía hacer de entrada nomás era colocar a Rafa García de zaguero, porque es un muchacho que juega al límite, porque no está capacitado para jugar en la zaga, porque es desordenado, y si eso fuera poco no está en las condiciones físico atleticas pàra afrontar un partido exigente con un compañero joven con quien nunca había jugado junto.. Esa barbaridad inicial llevó a Laborda al lateral donde lo llevó a jugar mal a éste y donde el rival se hizo un festín con ambos por el sector derecho de nuestra defensa.

Oliveros marca mas y mejor que Cougo, y ni entró a la cancha, nadie sabe porqué, Se juega el clásico en media cancha y es donde se ganan los clásicos, con tres jovencitos, mientras el rival puso tres experientes. Otro grave error, detrás de estos jovencitos debió jugar, si el lo consideraba el Rafa García, yo tengo mis dudas, pero me acuerdo que Alvaro Gutierrez cuando llegó, fue lo primero que hizo.

Bergessio solo tuvo la compañía de Castro, el mejor de Nacional por lejos y de Santiago Rodriguez, que debió salir en el entre tiempo, lo dejó, éste a los 10 segundos empató el partido, y ahí tuvo el salvo conducto para jugar hasta el final cuando su actuación había sido muy mala. Ese señor que cometió errores a granel se llama Giordano al que hay que cambiar ya porque le quedó demasiado grande la conducción del plantel de Nacional. 

Bergessio, que se vio en precarias condiciones, igualmente y por los gestos que hizo, se molestó porque lo sacaron de la cancha, y aun podía generar algún peligro porque Castro estaba inspirado y podía generarle algo bueno. 

Lo único que compartí con el entrenador, fue la salida de Rafa García pagaba 2.40,  por Trezza, pasando Laborda a su lugar y recomponiendo la zaga.

Remontar un score en contra de 2 a 0 en un clásico no es fácil, y desde ese momento Nacional lo tuvo contra las cuerdas, hasta que Formiliano comete un penal clarísimo con la mano y el juez que lo ve claramente dice no, siga siga. 

Que pasaba si Nacional de 0 2 pasaba a ganar 3 a 2, era impredecible porque Peñarol ya había sentido el impacto del empate.

Pero algo faltaba y había que hacerlo, cobrar un penalito como el que le cobraron a Laborda contra River en Buenos Aires, que muchos de los pseudo periodistas de pacotilla uruguayos dijeron que no fue, pero el cobrado a favor de Peñarol si fue. 

Si ya el árbitro que no sacó tarjeta a Urreta por un patadón a Santi Rodriguez y varios mas, y tenía el lastre del penal de Formiliano que el vio y vio bien claramente, tenía que dar el golpe de gracia contra Nacional y el momento no llegaba, hasta que cobró un empujoncito que no llevaba peligro y PENAL. Tenía que ganar Peñarol  diera como diera lugar. 

Y aquí comienza la debacle final de un pésimo árbitro que no es la primera vez que perjudica a Nacional Pablo Gimenez como tantos otros sinverguenzas toca pito sin jerarquía ni credibilidad, por lo que pasa y no ven o no quieren ver, hizo rematar el penal, lo ataja Rochet en gran forma, la pelota sale rebotada y en clara invasión otro jugador de Peñarol no el ejecutante, convierte el gol. 

BUENO Ahora vamos a contar lo que dice con absoluta claridad el reglamento.


AL EJECUTARSE UN PENAL, NO DEBE HABER INVASIÓN DEL ÁREA NI DEL SEMICÍRCULO POR NINGÚN COMPAÑERO DEL EJECUTANTE. Y NO SE ESTABLECE POR NINGÑUN LADO QUE SI UN JUGADOR DEL EQUIPO SANCIONADO LO PERSIGUE, EL PENAL DEBA SER EJECUTADO NUEVAMENTE. 

Esa jugada debe terminar con la anulación del gol y falta técnica .


La gente habla de muchas palabras, feas, Robo, ladrón, asalto, no caben para este caso, si lo que pusimos como título.

Pero la dirigencia de Nacional, y sus asesores técnicos siguen durmiendo la siesta, protestan pero no resuelven nada. Digan todos los dirigentes a los que quiero escuchar, no solo al presidente y al vice, que se expresen, que opinen, que así sin garantías de nada es imposible jugar con jueces sin escrúpulos. y pidan jueces extranjeros, y no mas clásicos sin VAR.

Yo estoy paspado de todo esto, no se presenten contra Wanderers, y generen un malestar indirecto que trascienda y que pase lo que tenga que pasar, no se dejen mas tocar el culo abrazándose de culebras que permitieron entrar  gente que no estaba habilitada.

Si, dirán algunos fue por las chauchas el clásico y es verdad, pero jugaron sabiendo que algún favorecimiento iban a tener, y lo vieron in situ, sentaditos en sillas amarillas en un estadio pintarrajeado, y se retiraron calentitos. 

Hubieran armado lío en el campo, si policías estaban para cuidar sinverguenzas como los jueces, que no se como harán hoy para salir a la calle y sentir el desprecio y el destrato justificado de la gente decente que acepta perder pero no así, favoreciendo a Peñarol. 

Asqueado estoy y aguanto lo que digo, porque me sobrar cojones para escribir lo que escribo y decir lo que digo, aunque algún fiscalito me cite sin argumentos por estas expresiones. 

Tendrían que ir todos los dirigentes a hacer una denuncia penal por despojo de un resultado deportivo infame


                                                              Enrique Bello







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