Pasó lo que tenía que pasar por varios y claros motivos, que desde este blog y desde la radio venimos diciendo desde hace meses y se lo vamos a recordar hoy a todos. A los del vamo arriba, a los de tenemos el mejor plantel del medio, y tenemos un gran equipo, y tenemos un gran técnico. Todo falso de toda falsedad. Se comieron no la pastilla, sino el paquete entero.
Por eso uno hoy, en un día triste para los nacionalófilos, tenemos una gran tranquilidad de conciencia, porque esta película la venimos viendo desde que comenzó el año.
Primero voy a hablar de Medina, a quien pedí primero que nadie, después del partido que se perdiera el año pasado contra El Tanque, con el gol del rayo Ramirez en la hora después de un fallo de Rolín y cuando faltaban ocho partidos para finalizar el clausura 2017. Dije en aquel momento a dirigentes inclusive, saquen a Lasarte y coloquen al cacique para probarlo, tiempo tiene, si fracasa o no da la talla, se apunta a otro para el comienzo del 2018.
No se hizo así como lo sugerí, otra cosa no podía hacer, siguieron dejando a Lasarte y a Medina lo contrataron al comienzo de temporada. Ya de entrada y sin conocimiento de lo que era un plantel ya conformado y sin entrenamientos, dos clásicos en la primeras de cambio y los perdió. Mal comienzo para él.
Llegaron las fases iniciales de la Libertadores, y la fue llevando no sin sobresaltos, la pasó, llegó la fase de grupos y contra Estudiantes en forma insólita, perdió la posibilidad de seguir cuando Polenta cometió tremendos errores. Ese fracaso lo llevó a la Sudamericana entre los peores del Continente, porque es así, son cuadros que salieron de cuartos para abajo en sus respectivos países y alguno que llegó eliminado de Libertadores como por ejemplo fue Nacional.
Comenzó el apertura, con altos y bajos en los rendimientos, con una manera de conducir de Medina que jamás compartimos, porque nunca puso un equipo titular titular en cancha, siempre cambió en lista de convocados, en la de concentrados, en el armado del equipo titular , en el banco de suplentes y salvo en alguna excepción, casi siempre hizo tarde y mal las variantes para cambiar.
Así fue transcurriendo la vida de Medina como entrenador de Nacional, aprendiendo mientras dirigía, y a Nacional no se puede venir a aprender.
Una de las cosas en que se habló hasta por los codos, era que no le habían convertido un gol en el Parque Central, en los partidos internacionales, algo que fue cierto, pero cierto fue también, que en varios de ellos terminamos con la soga al cuello. Como terminamos con la soga al cuello en cantidad de partidos locales, tanto en el apertura logrado, como en el intermedio, y el clausura en el que estamos sudando tinta china.
Cuartos de final de esta mediocre Sudamericana de segundo orden, Fluminense el rival, equipo de poca monta, pero brasileño y eso siempre hay que respetarlo, se le empató bien en Río y bueno, lo que pasó acá lo vimos todos, nos dominaron todo el partido, jugaron al fútbol, no les tiramos al arco, el golero no atajó una pelota, les jugamos con miedo y mas allá de la falla de Conde, lo del equipo en cancha fue deplorable.
Nacional no fue ni es el mejor plantel del medio, de ninguna manera, eso es lo que vendieron algunos. Nacional fue un plantel limitado discreto y desparejo en su rendimiento y para mi, y no lo digo hoy cuidado con eso, con un entrenador que dio mas en la herradura que en el clavo.
Pero uno tuvo que escuchar de boca de dirigentes, que Medina era un lujo verlo trabajar en Los Céspedes, a lo mejor no entendí y vaya a saber uno en que función, porque en la cancha, se vio poquitito a la hora de los bifes.
Un plantel de élite es el que tiene Nacional con un presupuesto enorme e injustificado, que ganan cifras astronómicas para el medio, que viven muy bien en relación con la media de cualquier uruguayo. Pero que en la cancha son un fiasco, que el Pque Central es nuestra casa y allí nos hacemos fuertes, y allí mismo en esa casa hemos perdido la mayor cantidad de clasificaciones de la era contemporánea. No es garantía de triunfo tener 32000 personas en la tribunas, gritando y alentando. Otra vez las dejaron en pampa y la vía con una desazón tremenda. Le hicieron perder a Nacional una torta de plata, en un momento crucial en lo económico y cuando está por llegar al club una nueva directiva, auténticos audaces para agarrar este fierro caliente que es hoy la institución.
Quien dijo que Rafa García puede ser zaguero central en Nacional, para que traen a cotugno, Angeleri Erramuspe y Weboo y Aguiar De Pena, quienes son los responsables de tanto desvarío conceptual en la elección de futbolistas. Para que está Lembo como gerente deportivo, Jacson Viera, Machado, Regueiro cacho Blanco, no se si también R Sosa. Basta por favor. Cuando no se sabe de fútbol es mejor callarse la boca. Menos gerentes en la institución, no estaría mal. Terminemos con el sentido de pertenencia. Los jóvenes siguen sin ver nada. Pero aplauden, los niños salen de mascotas con Viudez, con Barcia, con De Pena, con Erramuspe, con Rafa García, que ejemplo les estamos dando. La gente se saca selfis con perdedores consuetudinarios, Medina no ganó un clásico ni el del apertura ni el del clausura, cuando tuvo todo, pero fracasó. hizo el desastre contra Atenas y salvo un milagro perdió la chance de ganar la tabla anual.
Pregunto como hace, para ganarle casi tres partidos a Peñarol jugando como juega.
Pero Medina fue la gran estrella de Los Céspedes entrenando a puertas cerradas, escondiendo, lo que después muestra en cancha que fue una calamidad. Ni que hablar del plantel del que hay que hacer una barrida de padre y señor nuestro.
Quiero ver que van a decir y a escribir nacionalófilos que se dedican a esto, si van a defender lo imposible, diciendo que todavía tenemos chance, claro que si que tenemos chance, mas acotada, pero con este rendimiento futbolístico muy complicada. Yo respeto eso. pero digo lo que pienso, no ahora, los que me siguen, saben que esto está dicho hace muchos pero muchos meses atrás. Y no le erré. Porque miro el fútbol de frente y analizo las cosas sin fanatismo enfermizo y no le miento a la gente.
Enrique Bello
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