viernes, 4 de agosto de 2017

CUANDO EL FANATISMO OBNUBILA

Desde que el deporte existe, el fanatismo fue de la mano con el mismo. Siempre hubo y habrá fanáticos, que por esa propia razón, no pasa por sus cerebros, pensar, analizar y manejar una cantidad de detalles, que rodean a la participación de un equipo sea del deporte que sea, y por ende a sus hinchas.
Es bueno establecer con claridad, la diferencia que hay entre un hincha o partidario de un club, y un fanático del mismo. 
Estos últimos, llega un momento que se transforman en ultras, y nada bueno se puede esperar en la mayoría de ellos, porque no entienden o no aceptan que el deporte, ganar o perder, es una circunstancia del juego y no una pelea o enmistad con el ocasional contrincante. Allí es cuando la enfermedad, porque el fanatismo  es una enfermdad, entra a tallar y no se acepta nada mas que lo de uno,y ahí es cuando se termina la razón.
En estos tiempos de redes sociales, donde cualquiera escribe lo que se le canta, y entre tanta cosa lamentable, el agravio, el mal humor, la falta de respeto al que piensa distinto, el insulto, la hiper sensibilidad, la mala palabra, son moneda corriente,  el fanatismo enfermizo, saca patente de guapo para el agravio sin entender que la vida va por otros parámetros.
Uno acá no viene a hacerse el erudito en un tema por demás desagradable de tratar, pero como se ha transformado en una constante diaria, al encender una computadora, tampoco tiene porqué aceptar a cualquier lambeta decir barbaridades a granel sin el mas mínimo conocimiento de lo que está diciendo o escribiendo. 
Estampo esto, en base a la enorme cantidad de imbéciles existentes, no involucro a todo el mundo, que quede claro, hay gente muy bien y sensata, a la que respeto y admiro en la concordancia o disonancia, porque de ella nos nutrimos de acuerdo a su calidad conocimiento y señorío en el decir.
Ojo el fanatismo de la gente, no solo está en el deporte, también se ve en la política, y en los grandes temas que hacen al mundo de hoy. Por eso los idiotas pululan cada vez mas, en las redes sociales, destilando su veneno, sus frustraciones, sus envidias y todo aquello que pueda molestar a un semejante con cerebro.
Un fanático en la real dimensión del vocablo, no es felíz, ni jamás lo será, porque el odio interior a otro lo perturba, entonces denosta, intenta herir, y miente para hacer creer que lo que él dice es la verdad, sin darse cuenta que está equivocado. Nadie le dijo que está enfermo y así vivirá toda la vida con ese karma y lo que es peor sufiendo.
Es feo y duro lo expresado, pero alguien lo tenía que escribir, no quito un punto ni una coma a lo mencionado, porque lo siento, lo leo y lo vivo así. Es una lástima, pero todo se ve agudizado por una palabra que parece haberse borrado del diccionario de la lengua castellana.

                                 TOLERANCIA

Y al faltar la misma es  cuando el fanatismo obnubila


                                                               Enrique  Bello


                                    









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