martes, 19 de septiembre de 2017

48 HORAS DESPUES

Las cosas en Nacional de apoco tendrán que ir poniéndose en su lugar. Después que la prensa ayer lunes, se cansara de disfrutar lo que para muchos de ellos ya era un suplicio, lo que vivía Peñarol hacía largo tiempo. 
Ya hoy martes, la calma está volviendo  y en el caso de Lasarte, que ya apareció con lo que tanto le gusta, que es el chupete, en vez de llamarse a silencio por un buen tiempo, y ponerse a intentar arreglar  todo el desbarajuste deportivo y disciplinario que tiene en su plantel. No, prefirió dar notas periodísticas, una de ellas al señor Da Silveira, que en la parte previa del clásico masacró sin miramientos a Nacional, de una manera imperdonable. Particularmente en lo que refiere a la persona que esto escribe, la sacó de casillas, y que si Nacional no hubiera perdido el partido, le hubiera ido a tomar la palabra a su propia cabina de trasmisión, algo que creo jamás nadie le ha hecho a este señor para decirle de una buena vez por todas, lo que la institución a nivel oficial no se atreve.
No pudo ser por la derrota, que tenía muy feliz al famoso caduco y desgastado toto de sus incondicionales.
Ya leí por ahí y he recibido comunicaciones, sobre que hay que tomar una medida ejemplarizante con este personaje, dueño de verdades que no son tales y que deja traslucir sistemáticamente, para ver de que forma destruye y lastima a Nacional de forma cruel. Lo conozco hace mas de 45 años, comentando un partido de fútbol, siempre lo respeté, pero ya sabemos lo que hizo con el cabecita Rodriguez, que le costó sangre sudor y lágrimas y tuvo que bajarse lo pantalones ante la opinión pública pidiendo disculpas porque se le puso el viento de la puerta, y lo peor y mas penoso dando lástima.
YO  YA ESTOY CONVENCIDO DEFINITIVAMENTE QUE SU RELACION CON NACIONAL ESTA PERIMIDA POR SUS PERMANENTES ATAQUES YA NO SOLO EN LO DEPORTIVO SINO TAMBIEN EN LO INSTITUCIONAL.
           CORTAR   CON  DA  SILVEIRA YA
Se que esto que digo no se va a producir, porque el barullo que se produciría  sería de tamaño gigantesco.
La razón es que a este hombre se le tiene miedo de enfrentarlo como correspondería, porque a todos les gusta hablar con él, a pesar de las críticas despiadadas que formula sin miramientos.
Reivindico en este momento al único nacionalófilo que se le paró en los pedales, lo enfrentó con dureza y dijo, yo con este tipo no hablo nunca mas, y cumplió a rajatabla sus palabras a pesar que el periodista de marras  lo quizo masacrar de cualquier manera. Me refiero a un grande de Nacional.

                                EL  HUGO  DE   LEON

Sobre Lasarte ya reconoció lo que a todas luces se vio en el clásico, que se equivocó y feo, en excluir de la cancha a Sebastián Fernández, en vez de otro jugador al que no nombró, para evitarse problemas, cersenando de esa manera todas las posibilidades atacantes de Nacional, al dejar solo y perdido a Rodrigo Aguirre. Que va a hablar con Polenta, por sus continuas expulsiones, ya es tarde Lasarte, perdiste el tren, con la teoría del hecho consumado, nada se arregla. Voy a aplicar un revulsivo agregó, eso significa que va a a hacer algunas cosas que debió haber hecho antes, y se ha equivocado enormemente, hasta de Liguera habló, si andará desnorteado, tal cual lo venimos marcando en este espacio desde hace meses. 
Menos mal que no habló de Silveira, porque si no hubiera sido el cartón lleno, para un fárrago de errores que ha llevado a Nacional a este momento con su gran cuota de responsabilidad.
Y ojo no entreveremos la madeja, con jugadores que no están y que resultan ser ahora los grandes salvadores.
Y en lo político basta de hacerse el ara quiri , basta de liviandad en las decisiones trascendentes, los dirigentes deben mandar todos, oficialismo y oposición juntos, son todos nacionalófilos, ir a los céspedes muchas veces en forma sorpresiva, marcando presencia de mando, que ha brillado por su ausencia. Lasarte y Lembo no pueden tener solos en sus manos, aspectos que sus patrones circunstanciales deben asumir.


                                                                    Enrique Bello


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