domingo, 24 de febrero de 2019

SOBRE EL TITULO SIGUE LA CAJA DE PANDORA

El 19 de febrero y con el título Sigue la caja de pandora, escribí un comentario sobre problemas entre Nacional y la Intendencia como consecuencia de los problemas generados en la construcción de palcos en la tribuna Atilio García. 
Hasta ese momento nada había salido a la luz pública, y se mantenía en silencio por parte de las autoridades del club.
No voy a juzgar si ese silencio estuvo bien o mal, en lo personal mantengo una postura muy coherente en cuanto a como se informa a los socios desde hace muchos pero muchos años, y que como es de conocimiento público no comparto para nada.

Pero resulta que el sábado 23 de febrero la página de ovación del diario El País, puso en escena todo lo mencionado por nosotros y algo mas, cuatro días antes, pero con  una diferencia. Nosotros teníamos información de que la multa de la Intendencia era de dos millones de dólares, y al parecer no es así, sino que sería de 800 mil dñolares. En esa nota del país se dicen otras cosas que nosotros conocíamos pero en las que no incursionamos.
 Pero la información nuestra era fidedigna, porque sabíamos de donde provenía, y así la compartimos y comentamos con la enorme preocupación que nos genera como nacionalófilos.
Lo que se ha tenido que fumar Decurnex, y fundamentalmente sus asesores económicos, no se lo deseo a nadie. No se como van a arreglar  este cataclismo encontrado en el club. Todos los días surge algo nuevo que nos averguenza. 

Pero lo que no entiendo y no me entra en la cabeza, es que solo se esté pensando en juntar firmas para expulsar al presidente anterior de los registros sociales, en vez de investigar toda la gestión de la directiva anterior y sus responsabilidades.
Pero no, el tema es ese, en buen romance seguimos agarrando a los ratoncitos mientras los elefantes juegan carreras al lado nuestro.

Si en Nacional, no se levanta el punto de mira y se aplican los correctivos que tanto se necesitan, no se sale de la actual situación de deterioro moral de la que parece no hacerse cargo nadie.
Y así es imposible que las cosas mejoren como lo impone la propia  historia de la institución.

                                                                        Enrique Bello

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