sábado, 15 de abril de 2017

FONSECA: LA APARIENCIA NO ES SINCERA

En las últimas horas lo vimos por televisión, quien lo reporteó era uno solo, pero en la mesa habían unos cuantos más.
Ni una palabra dijeron los mismos, sus movimientos de cabeza y sus caras hablaban por sí solos. No causó buena impresión el silencio de los panelistas, dejó la sensación de temor si preguntaban algo al invitado.

Pero así transcurrió la entrevista, con un verborrágico personaje, agrandado al extremo, con cara de nene malo y de sabiondo, cuando toda la vida Fonseca fue un mediocre desde que se retiró del fútbol como jugador. El tema central era la situación actual  del botija Amaral, las declaraciones de Coito técnico de la sub 20 que en pocos días va al mundial de Corea, sus 32 días entrenando con un profesor en Maldonado, y sin jugar al fútbol.

Y este Fonseca repulsivo de ver, al que vaya si conozco muy bien desde sus inicios, al que llevé a la radio, lo invité a mis fiestas del programa, al que trasladé varias veces en mi modesto auto, del que fui a su humilde casa en Punta de Rieles cuando el gol en el mundial del noventa y conocí parte de su familia.

Al que vi salir llorando de la sede porque en el 88 quedó fuera de los viajeros a Japón que jugarían contra el PSV porque venía de una hepatitis y le dije con el tiempo vas a ir mil veces a Japón.

Ese mismo Fonseca desubicado, vestido por modistos italianos peinado vaya a saber uno por qué coiffure, quién te ha visto y quién te ve. Se le vio prepotente, diciendo que "Amaral en Nacional no juega más", tiró basura para Coito y su declaración sobre Amaral, si lo cita o no  para la selección, que Nacional no se ha interesado por él, todo con un dejo de altanería y sobrador de la audiencia, creyéndose por la plata que maneja, el súper hombre de estos tiempos. Que Amaral y Olivera viven en mi casa, descansan y comen allí, que se les da todo. En síntesis porque habría para seguir una hora escribiendo, pero este desagradable personaje no lo merece, culmino acá, y quiero ver qué hace Nacional con este sujeto de aquí en mas, sin adularlo y hablar maravillas de su persona. No lo merece y excluirlo de toda relación futura con él.  Fonseca se olvidó de su pasado, no sabe hablar y cree que es más de lo que realmente es, un mediocre, que se cayó en el corso de la plata y la vida mas allá de la plata que ganó, le ha quedado muy grande. Se olvidó de que los pájaros que vuelan alto cuando caen, hacen un agujero en la tierra. Asco me dio verlo y oirlo, impropio de un nacionalófilo. 


                                                                  Enrique Bello




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